Una vez digerida la primera impresión en cuanto a la seguridad en Amán luego de nuestra llegada al aeropuerto local, era hora de aclimatarse un poco más, y lo primero sería irnos a descansar a nuestro hotel; después de todo, veníamos de un largo viaje de más de 16 horas desde México y ya nos cobraba factura el cansancio.
Hotel Four Seasons Amán
El primer hotel en el que nos correspondería dormir en suelo jordano sería el Four Seasons, un hotel bastante céntrico, y que es uno de los mejores hoteles en Amán.
Debido a lo apretado del itinerario de actividades, no me fue posible hacer uso de todas las amenidades, pero a las que si tuve acceso, vaya que las disfruté.
La habitación era bastante amplia, con minibar, su escritorio, un baño con todo lo necesario, y lo mejor, una cama de lo más cómoda. Ah, y un verdadero plus es su espectacular vista de la ciudad, así daba gusto que los rayos del sol lo levantarán a uno a primeras horas del día.
Mi otra parte favorita fue el restaurante, en el cual desayunamos un par de ocasiones y cenamos en otra. La puesta es tipo buffet, el cual está bien variado, pero también puede ordenar ciertos platillos a la carta si así lo desea uno.
El servicio en recepción y de botones siempre fue cordial y con buena disposición de ayudar al huésped en lo que fuera posible.
Me quedé con ganas de hacer uso del spa y sus albercas (una techada y otra al aire libre), así que de ahí no les podría contar por experiencia propia, pero por las fotos que he visto, creo que me perdí de algo bastante bueno.
Pero para que les sigo contando, mejor les muestro lo que pude ver:
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Como dato a parte, pero que te puede ser de gran ayuda, hay un banco enseguida del hotel en el cual puedes comprar moneda local (dinar jordano). De hecho, el guía nos recomendó hacerlo ahí en lugar de en el aeropuerto ya que nos darían mejor tipo de cambio.
También, para que no te espantes, es requerido que en los hoteles se haga inspección de equipaje como si estuvieras en el aeropuerto. Pasarán tus maletas por un scanner de rayos x, y a ti por un detector de metales, esto a raíz de un atentado ocurrido en un hotel varios años atrás, pero todo muy seguro, no te preocupes.
Clases de cocina jordana
Algo de lo que esperaba con ansia, era probar algún platillo local, y no solamente me limité a comerlo, sino que tuve la oportunidad de prepararlo yo mismo.
Para ello, fuimos a Beit Sitti, un restaurante en el que el chef es el mismísimo comensal. Este modelo de negocio fue creado por una familia que combinaron su experiencia como chefs, con el gusto por instruir y entretener a los demás.
En nuestra sesión, preparamos (al menos intentamos) el típico hummus, que no puede faltar en ninguna mesa jordana a la hora de la comida, una “ensalada granjera,” el peculiar tabouleh (que parece pico de gallo), y de plato fuerte, un rico platillo a base de arroz, pollo y especias, llamado mandi. Ah, también preparamos el riquísimo pan jordano y de postre comimos el dulce basbousa 🙂
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Esta actividad se ha vuelto una de las más populares a últimas fechas para los que visitan Amán, y ahora puedo entender por qué, es una verdadera experiencia cultural. Si alguna vez visitas la capital jordana, te recomiendo que incluyas a Beit Sitti en tu lista de actividades.