Este fin de semana pasado se celebró el día del trabajo y como en casi todos los países donde se conmemora el día, nosotros también lo celebramos no trabajando. Para esto, visitamos un bonito y tranquilo pueblo situado a unas 2 horas de camino por carretera al suroeste de la ciudad.
Nos la pasamos de lo mas entretenido visitando una granja de cabras en Buena Vista Colorado y recorrimos el pequeño poblado durante el primer día.
Las condiciones del tiempo se prestaban para disfrutar de un fin de semana despejado y sin viento tanto en el trayecto como una vez en Buena Vista.
El Sábado por la mañana partimos con rumbo a las montañas y prácticamente en un abrir y cerrar de ojos ya habíamos llegado. Lo primero que nos llamó la atención una vez que entramos al pueblo fue una competencia amateur de pesca que se estaba llevando a cabo. Decenas de personas congregadas alrededor del lago adyacente a la avenida principal disfrutaban de la competencia. Entre los participantes se encontraban personas de todas las edades, desde adultos de la tercera edad, así como niños que parecía que apenas habían aprendido a caminar; era un evento completamente familiar sin lugar a dudas.
Se respira tranquilidad en Buena Vista
En los alrededores del pequeño estanque pudimos disfrutar de la naturaleza del lugar y de la atmósfera típica de pueblo chico de montaña en EEUU. Pinos y árboles frondosos conformaban la mayor parte de la escena junto a unas cuantas esculturas y unos vagones de tren que ya no estaban en servicio y que ahora fungían como una especie de mini-museo.
A unas cuantas cuadras del lugar se encontraba lo que era la avenida principal de Buena Vista la cual recorrimos por un par de horas. Y no es que el lugar fuese muy grande, sino que cada oportunidad que se nos presentaba queríamos tomar fotografías ya que tanto el bonito día como la arquitectura del pueblo lo ameritaban.
Ya pare entonces nos empezaba a dar hambre y para nuestra suerte había un acogedor restaurante de comida oriental que nos llamaba a entrar. Por si no lo sabían, tanto Diana como yo somos de paladar débil en cuanto a las comidas orientales, y no que hayamos probado muchas, pero la comida Japonesa, China y Vietnamita son de nuestras favoritas. Ya en el lugar no solo disfrutamos de unos riquísimos platillos sino que también aprovechamos para tomar un descanso ya que teníamos buen rato caminado en los alrededores.
Ya con la panza llena y el corazón contento, nos dirigimos de regreso a nuestro vehículo porque era hora de registrarnos en donde nos hospedaríamos esa noche. Se trataba de un B&B (bed and breakfast) que unos amigos nos habían recomendado. Nos dirigimos al lugar y únicamente dejamos nuestra maleta y salimos casi de inmediato hacia la que sería nuestra próxima actividad del día, visitar la granja de cabras Jumping Good Goat para experimentar de cerca como es el proceso en cuanto a la creación del queso proveniente de este tipo animal de granja.
Ahora si a ensuciarse las manos
La granja ofrece dos recorridos, uno durante la mañana en el cuál le muestran al visitante el proceso de creación del queso desde que es solamente leche y hasta el momento en que lo van formando y lo alistan para que este listo para su consumo. El otro recorrido es durante las tardes y en él, el principal atractivo es presenciar el momento en que las cabras son ordeñadas, y mejor aún, lo hacen interactivo ya que permiten al visitante participar en dicho proceso.
Y por supuesto que no me podía quedar atrás y encantado de la vida fui participe de la actividad. La verdad que con la tecnología de ahora no fue nada difícil hacerlo. Solamente era prender una máquina y ponerla en su lugar, lo demás se hacia prácticamente por si solo. Nada que ver con lo que los granjeros de otros tiempos tenían que hacer manualmente.
Después de esa interesante actividad, los encargados del lugar llevan a uno a la bodega subterránea donde los quesos son mantenidos a temperaturas constantes para que se curen apropiadamente.
El recorrido de las instalaciones continua y ahora nos llevan a los establos donde se encuentran las cabras y otros animales que tiene la granja como lo son cerdos, borregos y caballos. Ahí le permiten a uno interactuar mas de cerca con los simpáticos animalitos y nosotros no perdimos el tiempo ya que nos tomamos fotos y jugamos con algunos de ellos.
Ya para terminar el tour de aproximadamente una hora y media, llevan a uno a su tienda local donde dan muestras gratis de algunos de los productos. Ahí tendrán quesos por supuesto, cremas, jabones, mantequillas y otros derivados del producto para que uno los pruebe. Si después de ello el visitante quiere más, puede adquirirlos ahí mismo en la tienda del lugar.
Nosotros compramos una crema untable y una mantequilla para comerlos con pan tostado, si es que no haz probado los productos de cabra lo único que podemos decir es que si no te gusta el sabor del zacate entonces ni te molestes en probarlos ya que contienen un sabor muy fuerte de lo que se alimentan que en este caso son varios tipos de pasto.
A nosotros nos gustó mucho la experiencia y el visitar la granja se lo recomendamos a cualquiera sobre todo si viajan con niños ya que estamos seguros que pasarán un rato muy agradable.
Sin darnos cuenta, el día ya casi se nos había ido, era hora de recoger algo para cenar y posteriormente irnos a descansar porque el día siguiente nos esperaba un día que incluiría actividad más física.