Uno de los puntos de entrada más populares hacia Europa desde el continente Americano, probablemente detrás de Lóndres y Madrid, es la capital de Irlanda, Dublín.
La buena vibra, su vida nocturna e innumerables atracciones para los turistas hacen de Dublín uno de los lugares que hay que visitar si estás de paso por Irlanda. Con cerca de dos millones de habitantes en el área metropolitana, la ciudad cuenta con más de la cuarta parte de la población total del país. Ya sabiendo esto sobre la ciudad, ¿sabes qué ver en Dublín y sus alrededores en caso que tengas planeado visitarla?
Si haz oído algo sobre los puntos de interés que todo turista tiene que visitar, estoy seguro que entre ellas se encuentran algunas de las siguientes 6:
- La Catedral de San Patricio.- Esta catedral fue fundada en 1191 y es la más grande en la ciudad
- Puente Ha'Penny.- Tal vez no sea precisamente el más grande en su tipo pero si uno de los más representativos. Miles de personas cruzan el Río Liffey todos los días a través de este puente. Tanto lugareños como turistas colman el lugar y durante la noche podrás apreciar a artistas esculpiendo y pintando algunas de sus obras.
- Parque Fénix– El Phoenix Park es uno de los lugares públicos más famosos en todo el país. Se extiende por mas de 700 hectáreas y dentro del mismo podrás encontrar importantes íconos de la ciudad como lo es el Monumento Wellington.
- Castillo de Dublín.- La que alguna vez fue la residencia real, y en algún momento fue usado incluso como fuerte militar, el castillo ahora es utilizado para oficinas gubernamentales
- Grafton Street.- Si lo que disfrutas es de ir de compras cuando visitas otros lugares, entonces tienes que ir a uno de los más famosos distritos comerciales no solo de Irlanda, sino de toda Europa.
- Temple Bar.- Esta área que aún conserva su estilo medieval, es sin duda alguna uno de los centros de atracción para los que disfrutan de la vida nocturna y es de los más visitados por los turistas de todas partes.
¿A dónde ir y que ver en Dublín?
Llegamos de Barcelona en tres horas. Nada más salir del aeropuerto, en la misma calle a la derecha, vimos los buses lanzaderas o shuttles a las compañías de alquiler de coche, que están a 3 kilómetros del aeropuerto. Recogimos nuestro flamante peugeot 308 y comprobé los daños que tuviera el vehículo antes de marchar. Una vez reconocido, comprobados asientos y retrovisores, nos pusimos en marcha a la vez de que mis suegros me preguntasen si era muy difícil conducir por el lado izquierdo. Yo les dije que lo había hecho varias veces y que te acostumbras enseguida. Nada más salir de las instalaciones tomé la primera rotonda en contra dirección. O sea, la tomé bien si lo hubiese hecho en España, pero aquí lo hice en sentido prohibido. Me dí cuenta al salir pues me metí en el carril contrario y rápido lo cambié, comprobando por el retrovisor un coche que tomaba la rotonda al revés de lo que yo había hecho. Ni qué decir que la tónica del resto del viaje fue la de todos los ocupantes señalando el carril correcto al salir de cada cruce, muchas veces con indicaciones erróneas por su parte.
La idea era visitar Dublín a todo ritmo por el día y a partir de que anocheciese conducir hacia Bru Na Boine, cerca de Drogheda, para alojarnos en el Newgrange lodge frente a las ruinas, en el camino hacia Belfast.
Te invitamos a que sigas el resto de su viaje por la gran ciudad de Dublín en su blog a través de esta liga.
Si tienes alguna sugerencia sobre qué ver en Dublín o si quisieras compartir alguna experiencia propia por favor hazlo en la parte inferior de esta entrada en la sección de comentarios.